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Balance mixto de Colombia en inclusión financiera: Algunos resultados del Global Findex 2014

¿Qué dice el Findex 2014 sobre Colombia? Santiago Castro nos cuenta en esta serie de columnistas invitados del Portal.

Los recientes resultados del Global Findex 2014 –GF dan muestra que el proceso reciente de inclusión financiera en Colombia ha estado marcado por el incremento del acceso a los productos y servicios financieros en el país. En efecto, durante la última década, el sistema financiero ha logrado poner a disposición de los clientes no solo productos tradicionales, como cuentas de ahorro, créditos y tarjetas de crédito, sino también  productos novedosos que se adaptan a las necesidades de los consumidores y a los avances tecnológicos de un mundo globalizado.

Mujer en mercado de abastos en Colombia. Por Jamie Martin, Banco Mundial.

Sin embargo, y esto no es menos importante, la publicación del GF también ofrece una perspectiva integral de cuáles son los mayores retos que enfrenta Colombia para ofrecer condiciones propicias para el uso efectivo de los productos financieros formales, con lo cual se alimenta la agenda que enfrentan los diferentes actores públicos y privados involucrados con el logro de este objetivo.

En materia de acceso a cuentas tradicionales o que se manejen desde el teléfono celular, el GF muestra que en Colombia cerca del 39% de las personas mayores a 15 años reconocieron tener una, lo que representa un aumento de 9 puntos porcentuales respecto al 2011. Este resultado refleja los grandes avances que ha logrado el país en cuanto a la expansión del acceso a las cuentas y la introducción de cuentas con trámites simplificados. Sin embargo, también evidencia un rezago importante frente a países como Brasil (68,1%) y Chile (63,3%), e incluso frente al promedio de los países de ingreso medio alto (70,5%).

Desde la oferta, la información del buró de crédito Cifín, basada en los documentos de identidad de las personas reportados por las entidades financieras a las centrales de información financiera, muestra que el porcentaje de adultos con al menos un producto financiero alcanzó, al cierre de 2014, el 72,5%. La diferencia entre las fuentes de oferta y demanda ha sido interpretada como el reflejo de la distancia que existe entre tener una cuenta (lo que se mide a través de los registros) y su uso efectivo. Respecto de los productos de crédito, comparando los resultados de 2011 y 2014, se observa que los colombianos han empezado a acceder más al crédito ofrecido por las instituciones financieras. En 2011, el 12% de las personas encuestadas manifestó haber obtenido un préstamo de una entidad financiera en el último año, mientras que este mismo indicador se ubicó en 2014 en 15,6%. Estos resultados hacen de Colombia el país con mejor acceso al crédito formal para personas naturales en la región, e incluso se evidencia un descenso en el porcentaje de personas que obtuvieron un crédito de sus amigos o familiares (del 18,2% en 2011 al 15,9% en 2014).

Pese a los buenos resultados generales, el análisis del acceso al crédito  incorporando factores socio-demográficos, evidencia  una brecha importante. Para el caso de Colombia, los dos quintiles más altos de ingreso tienen una penetración cercana al 22%, frente a tan solo el 6,4% de los dos quintiles más bajos de ingreso. En tal sentido, el país debe seguir trabajando en el diseño de productos financieros de crédito que estén más acordes con las características propias de aquellas personas de la base de la pirámide. Teniendo en cuenta que en Colombia el promedio de la tasa de interés de un crédito no formal es del 81% versus el 19.2% efectivo anual promedio de los bancos, facilitar el acceso de las personas de menores ingresos a los canales formales resulta crucial para mejorar las condiciones de generación de ingresos, suavizar el consumo en épocas de crisis y facilitar la acumulación de activos de esta población.

Cita de Santiago Castro, Presidente Asobancaria.

En materia de acceso al dinero plástico, la encuesta realizada por el Banco Mundial evidencia que la tenencia de tarjetas de crédito en el país (13,7%) aún se mantiene rezagada frente al promedio de la región (21,6%). Los datos desde la perspectiva de la oferta, indican que el 21,2% de la población adulta (mayor de 18 años) tiene una tarjeta de crédito (cerca de 6,8 millones de personas).

El GF evidencia que el efectivo es aún el medio de pago preferido por los colombianos para hacer transacciones, entre las que se destaca el pago de servicios  públicos (99%), de matrículas escolares (93%), la recepción del  salario (47%) y la recepción de remesas domésticas. En este último caso, en Colombia tan sólo el 19% de las remesas se hacen a través de una cuenta en institución financiera. Mientras tanto, países como Perú (42%), México (57%) y Chile (41%) evidencian un mayor uso de las cuentas para este fin.

En relación al uso del celular para realizar pagos, en ninguno de los casos anteriores Colombia supera el 1% del uso. En México, el líder en la región, hasta el 21% de las personas utilizaron su celular para el envío y recepción de remesas domésticas. En todo caso, el excesivo uso del efectivo es generalizado en la región y en los países de ingreso similar.

Al comparar el uso de las tarjetas débito, Colombia (17%) se ubica por debajo del promedio latinoamericano (28%), pero muy cerca de países de desarrollo similar como Perú o México. Respecto al uso de las tarjetas de crédito en el año anterior, Colombia reporta un 12,2%, lo que evidencia un menor uso frente a Latinoamérica (18%) y los países de ingreso medio alto (14,4%).

Finalmente, toda Latinoamérica, y particularmente Colombia, se encuentra rezagada en cuanto al ahorro en las entidades financieras. Mientras el 32% de las personas de los países de ingreso medio alto manifestó haber ahorrado en una entidad financiera durante el último año, en Colombia solo lo hizo el 12,3%, muy cerca del promedio regional, 13,5%.

La agenda de la inclusión financiera en Colombia

El trabajo conjunto entre el Gobierno Nacional, el Legislativo y el sector privado, cada uno cumpliendo su rol específico, ha sido pieza fundamental en los avances registrados en materia de acceso a los productos financieros. Para consolidar esta senda se imponen retos de gran calado tanto para el sistema financiero (con la innovación y diseño de productos y medios de uso que se adapten a las necesidades de los clientes), como para el Legislativo/Gobierno a la hora de mantener las condiciones institucionales adecuadas para sustentar un proceso de inclusión orientado desde el mercado competitivo.

Las cifras del GF ratifican la necesidad de intensificar los esfuerzos por el mayor uso de los productos transaccionales en el país. El Banco Mundial muestra que el efectivo es el medio de pago preferido por los colombianos para el pago de servicios públicos, de matrículas escolares o dispersión de nóminas. En consecuencia, y como Asobancaria lo ha reiterado en diferentes escenarios,  incrementar el uso de los productos financieros en manos del público se constituye como el mayor desafío en el mediano plazo.

Para lograr este mayor uso, es fundamental corregir las distorsiones estructurales generadas por un marco tributario que castiga la formalidad (impuesto a las transacciones financieras, por ejemplo), o que genera distorsiones en el mercado del crédito a través de límites administrativos a las tasas de interés o a través del régimen de inversiones forzosas para el crédito rural.

Mientras se concretan estas importantes reformas, es clave seguir avanzando en medidas reglamentarias que permitan sacar el mejor provecho de recientes innovaciones tales como las Sociedades Especializadas en Depósitos y Pagos Electrónicos (Ley 1735 de 2014) y los Créditos de Consumo de Bajo Monto.

Por último, es importante resaltar que el mayor uso de los productos financieros resulta fundamental para el desarrollo. En esta dirección,  el Plan Nacional de Desarrollo 2014 – 2018 incorporó una meta cuantificable en materia de reducción del uso del efectivo). Esta meta, que implica que el uso del efectivo (medido como la razón entre el dinero circulante y la oferta monetaria ampliada, M2) pase de 11,7% en 2014 a 8,5% en 2018,  requerirá del concurso de todos los agentes, toda vez que los beneficios de esta transición más que justifican los cambios institucionales y culturales que serán necesarios en este proceso.

(*) Santiago Castro es Presidente de la Asociación Bancaria y de Instituciones Financieras (ASOBNACARIA), Colombia.

¿Quiere aprender más sobre inclusión financiera en Colombia? Visite nuestro mapa interactivo y explore: Colombia.

¿Qué dice el Global Findex 2014 para América Latina y el Caribe? Lea aquí.

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