Jóvenes y niños: Preguntas frecuentes

Según las Naciones Unidas, la población de jóvenes a nivel mundial es la más numerosa de todos los tiempos: actualmente hay alrededor de 1800 millones de jóvenes de entre 10 y 24 años de edad, y casi 9 de cada 10 viven en países menos desarrollados. Esto representa un enorme potencial no aprovechado para el desarrollo social y económico de las generaciones futuras.

Las investigaciones han mostrado que existe una correlación positiva entre la inclusión financiera y el crecimiento económico y el empleo. La inclusión financiera también se considera un instrumento muy importante para aumentar la estabilidad financiera, estimular el crecimiento y ayudar a combatir la pobreza. En lo que respecta a la juventud, diversos estudios realizados en todo el mundo demuestran los resultados positivos de la inclusión financiera, como el aumento del ahorro y de la riqueza financiera, mayores habilidades y conocimientos financieros, una mejora de la salud psicológica, reproductiva y sexual, mayores logros académicos, un mayor grado de instrucción, y mejores expectativas en la vida. Además, pueden lograrse incluso mejores resultados combinando la educación con la inclusión financiera, en particular, las cuentas de ahorro. En las conclusiones de los estudios se destacan los impactos positivos en el alfabetismo financiero y el acceso a cuentas de ahorro, las decisiones que toman los niños y la probabilidad de que los jóvenes consigan trabajo, un aumento del volumen de ahorro y el uso activo de productos financieros.

A pesar de la existencia de consenso general y amplias pruebas de las ventajas de la inclusión financiera, en todo el mundo aún hay una gran cantidad de niños y jóvenes que no tienen acceso a productos y servicios financieros diseñados pensando en ellos. A nivel mundial, solo el 46 % de los jóvenes (entre 15 y 24 años) tienen una cuenta en una institución financiera formal, en comparación con el 66 % de los adultos (de 25 años en adelante). La diferencia en estos porcentajes es incluso más marcada al examinar el comportamiento en materia de ahorros. Apenas el 18 % de los jóvenes han ahorrado formalmente en el último año, en comparación con el 30 % de los adultos. Con respecto al crédito, el 5 % de los jóvenes han tomado empréstitos de manera formal, en comparación con el 12 % de los adultos.

Las razones por las que los niños y los jóvenes se encuentran desatendidos por los PSF son diversas y pueden variar de un país a otro. Primero, las barreras regulatorias y legislativas suelen ser la mayor limitación para la inclusión financiera. La edad mínima requerida y la prueba de identificación para la apertura de cuentas impiden que los clientes jóvenes accedan a servicios financieros. El hecho de no poder ser titular de una cuenta bancaria y administrarla en forma independiente puede ser desalentador, especialmente para los clientes jóvenes.

Segundo, a menudo los PSF incurren en costos de transacción, transporte y oportunidad más elevados en los países donde la infraestructura y las redes son deficientes. Por lo tanto, los clientes vulnerables, incluidos los niños y los jóvenes, quedan desatendidos.

Tercero, teniendo en cuenta que los niños y los jóvenes tienen características particulares y necesidades específicas, algunos productos y servicios financieros no siempre son adecuados o atractivos para ellos. Los estudios han revelado que los clientes jóvenes suelen tener ingresos irregulares y hacer depósitos de baja cuantía, lo que alimenta la percepción de que este segmento es una opción riesgosa en comparación con un segmento de mercado maduro.

Cuarto, la limitada capacidad financiera y escasa experiencia de los propios niños y jóvenes puede impedir su acceso al sistema financiero. Con pocos conocimientos sobre el funcionamiento de los servicios financieros y la manera en que pueden beneficiarse efectivamente de ellos, los jóvenes pueden tender a apartarse del sistema financiero.

Según un estudio de CYFI (2015) en el que se encuestó a instituciones bancarias de Europa central y oriental, las barreras legislativas y regulatorias eran las que más influían en que los PSF no se enfocaran en los menores y los jóvenes, seguidas de los bajos niveles de alfabetismo financiero, el escaso interés de la juventud en los asuntos financieros y la ausencia de ingresos disponibles.

Finalmente, pero no menos importante, al buscar financiamiento para iniciar y expandir sus emprendimientos, los jóvenes pueden tener expectativas poco realistas  acerca de sus necesidades empresariales y carecer de la experiencia de negocios necesaria o de un historial de crédito.

Las autoridades gubernamentales que lideran los esfuerzos nacionales para la inclusión financiera pueden contribuir a su promoción entre los jóvenes, pero hasta ahora solo unos pocos países han señalado a los niños y los jóvenes como grupo específico en el marco de sus estrategias nacionales sobre la materia. Perú, Nigeria y Zimbabwe son algunos ejemplos ilustrativos. Además, gracias a las iniciativas conjuntas de bancos centrales, PSF y organizaciones de la sociedad civil, en países tales como Colombia, Uruguay, Filipinas, India y Mongolia se ha rebajado con éxito la edad mínima para abrir una cuenta bancaria. Igualmente, en Uganda, Ghana, Kenya, India y Nepal se han observado intervenciones para aceptar pruebas de identificación alternativas, lo que ha facilitado que los niños puedan abrir cuentas bancarias en su nombre y utilizar activamente los servicios financieros.

Los esfuerzos a nivel mundial para aumentar la inclusión financiera de los niños y los jóvenes requieren financiamiento. Las instituciones de financiamiento, con inclusión de organismos gubernamentales y fundaciones, pueden empezar a incorporar la inclusión financiera de los jóvenes en su lista de prioridades, y respaldar programas relacionados con el alfabetismo financiero, el desarrollo de servicios financieros nuevos e innovadores para los jóvenes, y otros programas pertinentes.

Además de cumplir un papel fundamental en la implementación de iniciativas para la inclusión financiera de los jóvenes, las organizaciones de la sociedad civil, así como las empresas privadas, pueden contribuir mediante la prestación de servicios de consultoría, la creación de centros de recursos (en línea), la organización de conferencias y encuentros relevantes, y la concienciación sobre el tema.

A la hora de diseñar productos y servicios financieros que satisfagan las necesidades de los niños y los jóvenes, deben tenerse en cuenta sus características particulares, como la edad, género, etapa de su vida, antecedentes culturales y situación financiera. Las investigaciones de mercado pueden ayudar a los PSF a crear productos y servicios más sostenibles enfocados en los niños y los jóvenes, lo que derivará en un uso más activo y un mejor comportamiento financiero entre los clientes jóvenes.

En los estudios realizados se ha identificado un conjunto de características de las preferencias de los jóvenes por servicios financieros formales en los países en desarrollo. Sin embargo, estos elementos también pueden ser pertinentes para los países desarrollados, si se tiene en cuenta que, hasta ahora, no todos los bancos ofrecen productos y servicios amigables para los niños y los jóvenes. A continuación se resumen las características comunes:

  • Asequibilidad. Esta es una de las principales preocupaciones de los jóvenes en relación con el uso de servicios financieros.
  • Acceso. La juventud prefiere tener fácil acceso para depositar y retirar dinero en cualquier momento.
  • Intereses sobre los ahorros. Si bien no es la principal prioridad, y dependiendo del contexto cultural, los jóvenes prefieren ganar intereses sobre sus ahorros.
  • Límites y restricciones. Para evitar el mal uso o el derroche de dinero, los usuarios jóvenes perciben como algo positivo los límites y las restricciones que se aplican a sus cuentas.
  • Oportunidades. Los jóvenes de más edad valoran las oportunidades de crédito que ofrecen los PSF.
  • Privacidad y seguridad de los clientes. Los jóvenes quieren administrar sus cuentas con independencia de sus padres, y contar con salvaguardias para su dinero.
  • Proximidad y comodidad. Los jóvenes necesitan minimizar los traslados y los costos asociados con el uso de los servicios financieros.
  • Simplificación. Los jóvenes prefieren menos papeleo o exigencias de documentación para abrir una cuenta y realizar transacciones.
  • Transparencia y seguimiento. Los jóvenes quieren tener información clara sobre los términos y condiciones de los productos, y saber cuánto dinero tienen en sus cuentas.
  • Servicio al cliente orientado a los jóvenes. Sentirse respetados y bienvenidos por las instituciones financieras también se considera uno de los prerrequisitos esenciales para que los jóvenes usen servicios financieros formales.

Integrar cada una de estas preferencias en el diseño de los productos puede ser insostenible o poco realista para algunas instituciones. En consecuencia, los PSF deberían sopesarlas cuidadosamente teniendo cuenta su capacidad institucional, a fin de determinar la factibilidad y sostenibilidad financiera de un producto.

Las definiciones de un producto amigable para los niños y los jóvenes pueden variar en las distintas instituciones y países. CYFI —una red internacional de diversos actores para promover la ciudadanía económica de niños y jóvenes, define un producto amigable para niños y jóvenes como aquel que centra la atención en la acumulación de activos, la gestión financiera y el desarrollo de aptitudes, respetando y promoviendo los derechos de los niños. CYFI estima que un producto amigable para niños y jóvenes debe complementarse con un componente de educación para la ciudadanía económica (ECE), que combine instrucción financiera, social y sobre medios de vida para niños y jóvenes. Para garantizar que una cuenta de ahorro o cuenta corriente proteja los ahorros de los jóvenes, las instituciones financieras deben asegurarse de que las características de sus productos se correspondan con varios de los principios sobre banca juvenil que se presentan en el gráfico siguiente.

Principios sobre prodcuts bancarios amigables para niños y jovenes

A medida que crecen, los niños desarrollan la capacidad de asimilar información más compleja y tomar decisiones racionales a partir de la información disponible. Se desarrollan intelectualmente y aprenden a entender conceptos tales como el dinero y su valor, y a distinguir entre comportamientos financieros buenos y perjudiciales. También comienzan a internalizar el hábito del ahorro.

El control por parte de los niños de la forma de administrar y gastar su dinero debe aumentar con la edad y con sus conocimientos financieros. Las investigaciones indican que los niños, especialmente los pequeños, pueden tener la sensación de que las cuentas de ahorro les pertenecen si están a su nombre y si pueden interactuar con ellas. Las conclusiones demuestran que cuando los niños poseen una cuenta de ahorro desde pequeños, tienen más probabilidades de tener cuentas de ahorro y tarjetas de crédito cuando son adultos jóvenes, y cuatro veces más probabilidades de poseer acciones. Estas conclusiones respaldan la idea de que a los niños se los debe exponer a servicios financieros seguros y confiables desde temprana edad.

De manera similar, en un estudio reciente sobre la eficacia de las cuentas de ahorro para niños se pone énfasis en los efectos positivos que tienen estas cuentas en la prudencia financiera, el rumbo hacia el futuro, la sensación de seguridad y los conocimientos financieros de los alumnos de secundaria. Estos resultados también sugieren que los alumnos de secundaria y los jóvenes de más edad están dispuestos a ahorrar cuando los productos financieros son ofrecidos por instituciones confiables que mantienen fuertes lazos con las comunidades a las que pertenecen los estudiantes. En el contexto del acceso a los servicios financieros y su utilización, la edad de 15 años es significativa y, a que a menudo marca el término de la educación obligatoria. A esa edad, los jóvenes toman decisiones importantes sobre si continuar estudiando o comenzar a trabajar. Cualquiera sea la decisión que tomen, esta tendrá repercusiones financieras en su vida y carrera futuras.

Edad recomendada para servicios financieros.

*(P) significa intervención de los padres

CYFI ofrece recomendaciones sobre la manera en que el acceso a servicios financieros puede incorporarse a las diversas etapas del desarrollo de los niños (véase el cuadro siguiente). A medida que los niños crecen, y asimilan información y asumen responsabilidades cada vez más complejas, se debe flexibilizar la supervisión que ejercen los padres sobre el comportamiento financiero de sus hijos. Naturalmente, cada joven sigue su propio camino, pero los rangos de edad pueden servir de referencia para orientar el acceso a los productos financieros creados para los niños y los jóvenes.

Se ha publicado muy poco sobre la protección de los derechos de los niños y los jóvenes consumidores de servicios financieros. Los actores internacionales clave en la elaboración y promoción de normas internacionales de protección de los consumidores, como el Banco Mundial y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), no segmentan a los niños y los jóvenes como un grupo aparte de consumidores.

Sin embargo, algunas organizaciones han estado trabajando para salvar esta brecha. Como parte del proyecto YouthStart en África al sur del Sahara (2010-2015), el Fondo de las Naciones Unidas para el Desarrollo de la Capitalización (FNUDC) y la Fundación Mastercard prepararon una nota técnica sobre protección de consumidores jóvenes en la que se establecen los Principios de protección al cliente:

  1. Diseño y distribución apropiados de productos. La institución financiera diseña productos adecuados a las necesidades de los clientes y que no les causen daño.
  2. Prevención del sobreendeudamiento. Los proveedores están atentos en todas las fases del proceso de crédito para determinar si los clientes tienen capacidad para pagar sus obligaciones sin sobreendeudarse.
  3. Transparencia. Los proveedores comunican de forma clara, suficiente y puntual la información de los productos de una manera y en un lenguaje que los clientes puedan entender para tomar decisiones informadas.
  4. Precios responsables. Los precios, términos y condiciones se fijan de una manera que sea asequible para los clientes y que permita a las instituciones financieras ser sostenibles.
  5. Trato justo y respetuoso de los clientes. Los proveedores de servicios financieros y sus agentes deben tratar a los clientes de manera justa y respetuosa.
  6. Privacidad de los datos del cliente. Se respeta la privacidad individual de los datos de los clientes de conformidad con las leyes y regulaciones de las distintas jurisdicciones.
  7. Mecanismos para la resolución de quejas. Los proveedores cuentan con mecanismos puntuales y adecuados para el manejo y la resolución de quejas y problemas de sus clientes, y utilizan estos mecanismos tanto para resolver problemas individuales como para mejorar los productos y servicios.

Estos principios, que han sido adaptados de la Smart Campaign y se corresponden con los principios sobre productos bancarios amigables para niños y jóvenes, hacen hincapié en los consumidores jóvenes y los orientan para que sean conscientes y responsables de sus finanzas personales.

 Directrices sobre pagos en forma más segura.

En la medida que los servicios financieros digitales facilitan, agilizan y hacen más conveniente que nunca el acceso a productos para la realización de pagos, dichos productos son fundamentales para incrementar el acceso a servicios financieros, y para educar particularmente a los niños. En 2017, sobre la base de los principios sobre productos bancarios amigables para niños y jóvenes , CYFI y Mastercard elaboraron un conjunto de prácticas recomendadas para desarrollar productos de pago apropiados para niños de hasta 18 años de edad, las cuales se presentan en el gráfico siguiente. Estas prácticas se refieren al gasto y la toma de decisiones financieras de manera responsable, e incorporan funcionalidades que permiten a los padres orientar a sus hijos con miras a su autonomía financiera. 

Sí, los servicios financieros para los jóvenes pueden ser sostenibles para los proveedores de ese tipo de servicios, especialmente si se adopta un enfoque integral a largo plazo con respecto a la sostenibilidad que tenga en cuenta la evolución de los clientes jóvenes hasta convertirse en clientes adultos leales, así como las oportunidades de venta cruzada a otros miembros del grupo familiar.

Para profundizar más en este asunto, el CGAP ha diseñado un marco para el desarrollo de productos financieros para los jóvenes de una manera más sostenible e inclusiva. Dicho marco considera tres niveles diferentes que reflejan los contextos internos y externos de las instituciones financieras -mercado, institución y segmento- y analiza los diferentes costos e ingresos que afectan el proceso de toma de decisiones de los PSF sobre el ofrecimiento de productos de ahorro para la gente joven.

Este marco se ha aplicado en diferentes instituciones financieras de todo el mundo. Un estudio del CGAP en el que participaron bancos de Mongolia, Alemania y Nepal mostró que los costos operacionales y de mercadeo para ofrecer productos bancarios a los niños y los jóvenes eran considerables en comparación con los ingresos generados por dichos productos. Como resultado, los bancos tenían dificultades para cubrir los gastos de esos productos a pesar de los menores costos que significaba captar clientes. Sin embargo, los bancos participantes en la investigación adoptaron un enfoque a largo plazo, con la expectativa de lograr la sostenibilidad y de aumentar las utilidades en el futuro, a medida que los clientes llegaran a la edad adulta. También vieron la oportunidad de incrementar las utilidades a través de la venta cruzada de productos a los familiares de los clientes jóvenes. Sin embargo, a pesar de la importancia de la justificación y la sostenibilidad económicas, la misión social de los bancos era su principal razón para ofrecer productos bancarios para niños y jóvenes.

Los resultados del programa YouthStart del FNUDC en Rwanda, Burkina Faso y Malawi demostraron que la justificación comercial es más sólida en los contextos altamente competitivos, y que un crecimiento estable y elevado del PIB y una baja inflación tienen un efecto positivo en ella. Además, los países que registran un aumento de la población joven -en particular, la población de jóvenes urbanos- representan un mercado inexplotado para los PSF.

En cuanto a la viabilidad financiera de ofrecer servicios financieros integrados, los estudios realizados en Malí y Ecuador demostraron que las instituciones son sostenibles desde el punto de vista financiero en la medida que mantengan los costos variables al mínimo, obtengan mayores márgenes de ganancias de los jóvenes de más edad, y promuevan la venta cruzada de productos a los familiares y amigos de esos jóvenes. Además, algunos estudios demuestran que la mayoría de las instituciones financieras tienen posibilidades de lograr la rentabilidad al cabo de cinco años o menos sin subsidios, e incluso en menor tiempo si cuentan con apoyo financiero. Por último, otros informes muestran que los PSF deben hacer un compromiso entre la mayor rentabilidad vinculada a los productos ofrecidos a los jóvenes mayores y la menor capacidad financiera de los jóvenes de menos edad.

Los PSF han ampliado sus líneas de servicios tradicionales mediante la introducción de diversas soluciones de tecnología financiera que pueden mejorar y simplificar considerablemente el acceso a los servicios financieros mediante dispositivos inteligentes, aplicaciones móviles y servicios en línea. Impulsados por los altos niveles de conocimientos tecnológicos de los adolescentes de la actualidad, estos nuevos productos han adquirido un nivel de popularidad sin precedente, lo cual está ejerciendo presión sobre las instituciones bancarias tradicionales.

Por ejemplo, el Banco Nacional de Polonia ofrece un servicio de banca en línea para niños que consiste en cuentas corrientes y de ahorro electrónicas que incorporan elementos sociales y lúdicos. Los niños también pueden utilizar una tarjeta de débito de prepago diseñada con imágenes de personajes populares para realizar pagos y retirar dinero en línea y fuera de línea. Otras entidades bancarias, como AK Bars Bank (Federación de Rusia ) y el Banco de Georgia, ofrecen tarjetas de prepago y pulseras inteligentes que pueden usarse para ingresar a la escuela, hacer compras en tiendas, y pagar el transporte público y la alimentación escolar. Teniendo en cuenta la importancia creciente de la protección de los consumidores, algunos bancos también utilizan un sistema de autenticación biométrica basado en la tecnología de reconocimiento de las líneas de la palma de la mano a fin de aumentar la seguridad de los productos y servicios bancarios tanto de los adultos como de los niños.

Actualmente, los productos de tecnología financiera están disponibles en mayor medida en los países desarrollados, pero en algunos mercados emergentes se están afianzando las soluciones de dinero móvil. En Kenya, M-SHWARI es un producto que combina ahorros y préstamos, y funciona en la plataforma de dinero móvil M-PESA de Safaricom. A pesar de la exigencia de registrar la tarjeta SIM, este producto tiene el potencial de incluir a los jóvenes de una manera más eficaz y a menor costo. En India, Togo y Colombia, los servicios móviles también se utilizan para vincular a los grupos de ahorro informales con instituciones financieras.