Remesas y ahorros en América Latina y el Caribe

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El ahorro es un ingrediente esencial para la inclusión financiera de las personas de bajos ingresos, ya que permite a los hogares manejar su liquidez a corto plazo de una manera segura y conveniente, y también a acumular activos para necesidades futuras.

Sin embargo, al 2011 sólo el 39% de adultos en América Latina y el Caribe reportaban tener una cuenta bancaria en una institución financiera formal. Entre los adultos de los dos quintiles más bajos de ingresos el porcentaje de adultos no bancarizados es aún más bajo a 25%. Las remesas representan una fuente importante de ingresos para muchos países de la región.

Cada año los migrantes de América Latina y el Caribe envían más de $61 mil millones  a sus países de origen, a través de aproximadamente 250 millones de transferencias. Actualmente, más de dos tercios de estas transferencias se pagan en efectivo al momento de recibirlas. Además de ser una práctica costosa e insegura, el predominio de las remesas en efectivo desincentiva el aplazamiento de gastos no esenciales a favor del ahorro formal, el cual en un futuro se podría destinar a gastos del hogar o a inversiones en negocios.

Para las personas de bajos ingresos que están insuficientemente atendidas o desatendidas, las remesas pueden actuar como un catalizador para la inclusión financiera. Iniciativas en países como Bolivia, Ecuador, El Salvador, Haití, Honduras, México, Paraguay y la República Dominicana, han demostrado que existe una oportunidad para los intermediarios financieros en servir a este mercado a través de la venta cruzada de productos y servicios financieros adaptados.