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Cinco desafíos para la inclusión financiera de las mujeres

Aproximadamente una de cada tres mujeres en el mundo está excluida del sistema financiero formal. ¿Qué obstáculos hay que derribar para incluirlas?
Mujer secando lanas. Por Peter Jacobson, Concurso de Fotografía CGAP 2016.

¿Qué tan grande es el reto de la inclusión financiera de las mujeres? Aproximadamente una de cada tres mujeres en el mundo -o 1.100 millones- está excluida del sistema financiero formal. A nivel mundial, las mujeres tienen un 7% menos de probabilidades (i) de tener una cuenta bancaria que los hombres y esta brecha aumenta entre los pobres. Las mujeres que viven con menos de US$ 2 al día tienen un 28 % menos de probabilidades que los hombres de ser titulares de una cuenta. Estas mujeres suelen guardar su dinero en casa y depender de redes personales o usureros para cubrir sus necesidades financieras más básicas. Esta situación las expone al riesgo de convertirse en posibles víctimas de pérdidas, robos y explotación, y refuerza el ciclo de la pobreza.

Dada la escala mundial de la exclusión financiera de las mujeres, queda claro que para lograr el acceso universal a los servicios financieros es necesario que nos enfoquemos en ellas. Sin embargo, esta no es una tarea fácil. Ampliar el acceso trae consigo algunos desafíos que las entidades de financiamiento y los profesionales del desarrollo deberíamos analizar a medida que realizamos esfuerzos en favor de la inclusión universal.

Es más difícil identificar a las mujeres excluidas. Las encuestas de hogares son costosas y requieren de mucho tiempo, pero son el único mecanismo para identificar a las personas excluidas del sistema bancario. Los bancos pueden realizar estudios de sus clientes y las transacciones que estos realizan, sin embargo, estos estudios solo incluyen a las personas que ya tienen acceso a los servicios financieros. Las mujeres se encuentran en desventaja en términos de información ya que tienen acceso a redes más pequeñas y menos diversas, y es menos probable que sean recomendadas como clientas por otras personas dentro de sus propias redes.

Es más difícil llegar a las mujeres mediante los mecanismos habituales dirigidos a los hombres, como pagos de sueldos, remesas y cuentas de ahorro. En Europa oriental y Asia central, por ejemplo, solo el 18% de las mujeres declara que sus salarios son depositados en una cuenta. E incluso, pese a la expansión de los sistemas de pagos digitales, solo el 29% de las mujeres señala que ha recibido sus salarios en una cuenta en el último año, en comparación con el 49% de los hombres. En Asia meridional, los hombres tienen el doble de probabilidades de haber enviado remesas dentro de su país en el pasado año y un 6% más de probabilidades de haberlas recibido. Sin embargo, existe un mecanismo en particular que promete lograr buenos resultados. Según datos de Global Findex, los hombres y las mujeres reciben transferencias del Gobierno en proporciones similares.

Existen menos incentivos para que los proveedores ofrezcan servicios a las mujeres porque los márgenes son menores y a las mujeres se les solicita una cantidad más alta de dinero por adelantado para convertirse en clientas. ¿Cómo se podrían disminuir los costos de transacción para aquellas personas que manejan pequeños montos? Las mujeres suelen preferir productos informales (i), en especial de ahorro, y llegar a ellas con productos formales conlleva costos más altos porque se deben realizar gestiones para explicarles los productos (PDF, en inglés) e influir en sus esposos, amigos y otros líderes comunitarios, a quienes recurren las mujeres en busca de consejo y apoyo. Los bancos que son exitosos en el otorgamiento de préstamos a mujeres propietarias de pequeñas y medianas empresas suelen también proveer servicios no financieros, (PDF, en inglés) como capacitación en liderazgo.

Las normas sociales limitan la demanda de servicios financieros para las mujeres. Con frecuencia, no se espera que las mujeres sean independientes en términos financieros o no se les incentiva a lograr este objetivo. En algunos casos, las mujeres enfrentan obstáculos para poder movilizarse, lo que les dificulta interactuar con instituciones financieras. El informe “Mujer, Empresa y el Derecho” muestra que, en 17 economías, los esposos tienen el poder de restringir los lugares donde las esposas pueden ir fuera del hogar. En los peores casos, las mujeres actúan simplemente como un mecanismo para transferir productos financieros a los hombres, distorsionando aún más la naturaleza de la demanda de servicios financieros. Según un estudio de Natalia Rigol de la Universidad de Harvard, las mujeres empresarias suelen desviar fondos (i) de sus propios negocios a negocios manejados por los hombres de sus familias.

Las mujeres tienen menos acceso a la tecnología. En la actualidad, los teléfonos móviles aparecen como un elemento prometedor para provocar una revolución en las tasas de inclusión financiera, por lo que se podría producir una mayor brecha de género si no se ofrecen servicios específicos destinados a las mujeres. La Asociación GSM (GSMA) estima que 200 millones (i) menos de mujeres que hombres tienen un teléfono móvil en los países de ingreso bajo y medio. En India, donde el Gobierno intensifica sus esfuerzos para promover las finanzas digitales (i), una mujer tiene un 36% menos de probabilidades de poseer un teléfono móvil que un hombre.

El acceso a los servicios financieros de las mujeres va más allá de la inclusión financiera. En un estudio de los investigadores David Cuberes y Marc Teignier (PDF, en inglés), se estima que la pérdida promedio de ingresos debido a la brecha de género en el mundo empresarial y en el empleo, llega al 38% en Oriente Medio y Norte de África. Las pérdidas de ingreso se estiman en un 25% en Asia meridional y en un 17,3% en América Latina y el Caribe. La inclusión financiera sirve de respaldo a las estadísticas en temas como el ingreso, por tratarse de un factor que propicia la educación, el empleo y el espíritu emprendedor.

Recientemente, se creó una comunidad de práctica facilitada por el CGAP con el fin de reunir a especialistas, líderes de opinión y responsables de formular políticas para que intercambien programas exitosos que pueden ser repetidos y ampliados,  así como también, identificar obstáculos comunes que podrían solucionarse de manera conjunta. Se publicó también una solicitud de propuestas para la inclusión financiera de las mujeres, un tema que estará incluido en el programa del foro “Empoderamiento Económico de la Mujer” (i) que se realizará en Bangkok en mayo próximo.

La comunidad del desarrollo mundial demanda mayores resultados para las mujeres porque entiende que no se pueden lograr avances significativos en materia de reducción de la pobreza y prosperidad compartida sin incorporar a este vasto segmento de la sociedad, y que el mercado de las mujeres representa una oportunidad de negocios que puede respaldar una mayor productividad y crecimiento económico. Pero si lo que queremos es incluir a una mayor cantidad de mujeres, debemos aunar fuerzas para enfrentar estos desafíos.

Este blog fue originalmente publicado en inglés en el sitio en línea de CGAP.

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