Orientación para reguladores: Aplicar enfoques intencionales de género
¿Por qué preocuparse por la inclusión financiera de las mujeres?
A pesar de los avances en la inclusión financiera en las últimas décadas, existe todavía desigualdad entre hombres y mujeres para acceder, utilizar y obtener valor de los servicios financieros. Si bien muchos funcionarios públicos y reguladores del sector financiero están asumiendo la responsabilidad de promover la equidad de género en la inclusión financiera, es necesario que más reguladores sigan su ejemplo si esperamos cerrar la brecha de género.
Cuando se les pregunta sobre la ausencia de políticas dirigidas a incluir a las mujeres, a menudo escuchamos a los reguladores adoptar posturas tales como: "No miramos el género porque queremos que nuestras políticas beneficien a todas las personas". y "La igualdad de género no es nuestro mandato". No perpetuar la discriminación es algo nos concierne a todos/as: está consagrado en muchas constituciones y leyes. Asimismo, los enfoques que no tienen en cuenta el género pueden ser contraproducentes y, en algunos casos, bastante perjudiciales. Las mujeres, que representan la mitad de la población, están frecuentemente marginadas en diversos grupos demográficos: rural, trabajador independiente, jóvenes, etc. por ello, ignorar las necesidades únicas de las mujeres hace imposible ayudarlas a todas. Cuando se trata de daños potenciales, el no abordar la brecha de género de crédito en toda la economía puede socavar la estabilidad del sector financiero.
Después de los compromisos políticos de alto nivel, ¿qué sigue?
Si bien es a menudo necesario un mandato político explícito para motivar acciones encaminadas a una mayor inclusión financiera de las mujeres, éste resulta insuficiente. Aunque 43 de 52 de las estrategias nacionales de inclusión financiera sí mencionan la inclusión de las mujeres como parte de sus objetivos; en muchos casos, se hace referencia fugaz a las mujeres o se las señala junto a otros grupos vulnerables que reciben una atención deficiente. Las políticas de alto nivel suelen también carecer de orientación sobre soluciones o no proporcionar un mandato para la rendición de cuentas sobre medidas tomadas.
Es cada vez más evidente que la mayoría de las regulaciones del sector financiero no apoyan suficientemente la inclusión financiera de las mujeres. Las necesidades financieras, las limitaciones, la participación y las preferencias difieren según el género. Por lo tanto, es necesario que los reguladores del sector financiero operen de forma intencional en materia de género y que consideren activamente la manera en que sus regulaciones influyen en los resultados para las clientas, a fin de lograr que a las mujeres no les siga yendo peor que a los hombres.
¿Cómo afecta a las mujeres la regulación ciega al género?
En su forma más obvia, la discriminación de género en la regulación exige requisitos particulares por género, creando requisitos adicionales o prohibiendo acciones específicas. Si bien los reguladores del sector financiero suelen no involucrarse en tales prácticas, ser “ciegos al género” puede generar resultados diferentes para hombres y mujeres. Las regulaciones ciegas al género no tienen en cuenta los diferentes roles y las diversas necesidades de las personas de acuerdo a su género.
Una regulación puede no brindar protección contra una práctica sesgada por género ampliamente presente en el mercado. En México, los datos dejaron en claro a los reguladores que los proveedores discriminaban a las mujeres en la emisión de créditos porque los préstamos de las mujeres tenían tanto un diferencial más alto y como un monto de crédito promedio más bajo que los de los hombres luego de controlar las características del crédito, a pesar de que las mujeres tienen también un índice de morosidad más bajo. Para corregir esto, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores de México introdujo una reforma regulatoria para reducir las provisiones para préstamos incobrables que se requieren para préstamos otorgados a las mujeres en México, incentivando así a los proveedores a ver más allá de sus prejuicios.
La discriminación de facto puede ocurrir de varias maneras. Por ejemplo, es posible que las regulaciones no consideren las diferentes dotaciones basadas en el género debido a las normas de género y perpetúen sistemas que atienden a dotaciones particulares, excluyendo así a las mujeres. Un ejemplo común es la excesiva dependencia de la tierra como garantía de créditos al evaluar las carteras de riesgo de las instituciones financieras: las mujeres tienen tasas de propiedad de la tierra más bajas en comparación con los hombres, lo cual hace que les sea más difícil acceder al crédito. De manera similar, las regulaciones pueden no considerar los comportamientos de las mujeres que participan en servicios financieros debido a limitaciones derivadas de normas sociales de género. En Egipto, muchas mujeres participan activamente en grupos de ahorro en lugar de tener cuentas financieras individuales. Si bien los hombres podían fácilmente abrir billeteras digitales debido a la naturaleza individualizada y formal de su participación en el sector financiero, la digitalización de los grupos de ahorro de las mujeres fue un desafío, ya que las regulaciones egipcias no preveían billeteras grupales. En respuesta, el gobierno estableció regulaciones para posibilitar nuevos tipos de productos financieros digitales que permitieran a las mujeres obtener cuentas digitales a través de grupos de ahorro. Esto llevó a un aumento en la propiedad de teléfonos móviles entre las mujeres y a mayores niveles de educación financiera. Ahorrar digitalmente significó también que las mujeres participantes pudieran obtener más crédito de las instituciones financieras.
La Figura 1 presenta los niveles por debajo del nivel de políticas que también requieren enfoques intencionales de género para lograr una mayor igualdad de género en la inclusión financiera.
Figura 1: Niveles de políticas y regulación del sector financiero
¿A dónde vamos desde aquí?
CGAP ha detallado anteriormente algunas de estas dinámicas considerando cómo agregar una perspectiva de género a los cuatro habilitadores regulatorios de servicios financieros digitales. Para Pakistán y Ghana, CGAP catalogó el grado en que las regulaciones bajo los habilitadores regulatorios de SFD tienen en cuenta cómo pueden diferir las experiencias de los clientes según el género. CGAP también incluyó herramientas para enfoques de género en el seguimiento de mercado para la protección del consumidor. Recientemente, AFI publicó un informe sobre el rol de los reguladores para cerrar la brecha de género. En Kenia, el gobierno encargó una revisión de las regulaciones del sector financiero para determinar de qué manera mejoran la inclusión de género y perpetúan la exclusión de género.
Lo que se necesita ahora es construir una base de evidencia sobre el sesgo de género en áreas de regulación del sector financiero que se han identificado como maduras para ser revisadas y también ir más allá en nuevas áreas de investigación regulatoria del sector financiero. CGAP pretende construir un marco para vincular la regulación del sector financiero y las prácticas de supervisión con los resultados en la inclusión financiera de las mujeres. CGAP espera que, en asociación con los reguladores que están a la vanguardia de la regulación y supervisión intencional de género, pueda sensibilizar a una gama más amplia de reguladores y motivarlos a tomar medidas. Este esfuerzo incorporará conocimientos sobre cómo los sesgos de género individuales e institucionales afectan los enfoques de regulación y supervisión del sector financiero.