La mora y el crédito: Microfinanzas en perspectiva de género y por qué debería importarnos
Uno de los puntos ciegos que sigue sin ser explorado en profundidad en el mundo de las microfinanzas tiene que ver con lo que hay detrás de los comportamientos de pago de créditos entre hombres y mujeres. Estos son prevalentemente distintos y podrían estar contribuyendo a una brecha importante en el acceso a créditos.
¿Qué motiva a las personas a ser puntuales con sus pagos? El pago oportuno de las obligaciones es uno de los indicadores más relevantes para medir el desempeño de las entidades microfinancieras. Dado que estos préstamos que se otorgan no están respaldados por las garantías usuales de parte de los y las clientes, la mora es uno de los indicadores más importantes para medir el riesgo en la cartera del crédito y puede dar cuenta de la estabilidad, salud y sostenibilidad financieras, a largo plazo de estas entidades.
Así que, aunque la morosidad no implica necesariamente una pérdida definitiva y completa para la institución, se ha comprobado que esta sí afecta las provisiones contables de la entidad para respaldar el no-pago parcial o total de los créditos, deteriora la lealtad de los y las clientes, además de atraer un efecto de contagio entre personas deudoras, según hallazgos de la literatura.
"A nivel global y en promedio, las mujeres tienen un mejor comportamiento de pago que los hombres a pesar de contar con ingresos más bajos".
Según estadísticas reportadas por entidades microfinancieras en varios países del mundo, desde el origen de las microfinanzas, una de las tendencias más interesantes y poco exploradas tiene que ver con que, a nivel global y en promedio, las mujeres tienen un mejor comportamiento de pago que los hombres a pesar de contar con ingresos más bajos. Esto es consistente entre países desarrollados y en vías de desarrollo. Los siguientes son algunos ejemplos:
- En 1988, en Bangladesh, el 81% de las mujeres no presentó problemas de pago comparado con el 74% de los hombres. Grameen en 1995, reportó que, tanto para créditos individuales como para grupales, el pago del préstamo es mayor en mujeres en comparación con los hombres. La diferencia más significativa se encontró en los préstamos grupales, con una tasa de pago de 77,3% en hombres y 96,4% en mujeres.
- En Guatemala, en 2015, el 2,6% de las mujeres tenía créditos en mora, para el caso de los hombres esta tasa era del 3,8%.
- En Canadá, en 2019, un estudio realizado evidenció que la tasa de pago puntual de créditos fue de 48% para las mujeres y de 42% para los hombres.
- En Malawi, en 1991, un estudio del Fondo Monetario Internacional encontró que la tasa de pago en las mujeres era del 92% y para los hombres del 83%.
- En Nigeria, en 2017, se encontró que una mujer nigeriana tiene 16% menos probabilidad de fallar en el cumplimiento oportuno de un crédito que un hombre nigeriano.
Históricamente, este comportamiento de pago en las mujeres fue uno de los indicios en los que se apalancó el éxito de la creación de entidades microfinancieras pioneras como Grameen Bank, ProMujer, BancoSol y la red Women’s World Banking, que enfocaron sus servicios en mujeres especialmente en aquellas de escasos recursos. Estas entidades señalaron desde su inicio que, es precisamente porque las mujeres presentan mayores índices de pobreza multidimensional y se encuentran mayoritariamente excluidas de servicios financieros, tienden a mostrar mejores comportamientos de pago. En efecto, estas entidades primordialmente orientadas a ofrecer créditos a mujeres han mostrado carteras de menor riesgo y tasas de pérdida de cartera más bajas.
Hallazgos desde distintas investigaciones
Las explicaciones a este fenómeno de pago oportuno en las mujeres han sido un campo de investigación poco explorado y aún menos con perspectiva de género integrada. Algunos de los principales hallazgos en este tema son:
- Un estudio del Instituto de Estudios Peruanos realizado en el 2004 analizó la morosidad de las instituciones financieras de ese país, y encontró tres elementos importantes asociados a la mora relacionados con dinámicas de género: por un lado, las personas morosas suelen tener deudas mayores que las de clientes puntuales en pagos, este grupo de morosos está en su mayoría conformado por hombres sobreendeudados. También, se encontró que a pesar de que las mujeres en promedio obtienen menores ingresos a los de los hombres, esto no guarda correlación con la posibilidad de que las mujeres se conviertan en morosas, de hecho, el monto de la deuda de las mujeres se encuentra por debajo de la deuda de los hombres. Adicionalmente, se descubrió que el 30% de los casos de mora ocurre por “olvido” y fueron asociados por la mayoría de mujeres a ocuparse atendiendo problemas familiares o de salud en los hogares, mientras que en los hombres se explicaban por problemas en los emprendimientos o de orden laboral. Lo anterior puede estar relacionado con lo encontrado por el Banco Mundial y el Banco de la República en la Encuesta de capacidades financieras en Colombia (2013), en la cual se afirma que las mujeres “son más propensas a hacer una planificación de sus gastos y a informar a las entidades crediticias cuando se endeudan por encima de sus posibilidades de pago”.
- Desde 1995, en Grameen se ha identificado que las mujeres de escasos recursos son más receptivas a la cultura inculcada del trabajo duro y la disciplina, elementos que contribuyen a que tengan altas tasas de pago oportuno de los créditos.
- Esta guía, del Banco Mundial de 1999, dice que la baja tasa de pago en créditos de mujeres puede estar relacionada con la pobreza en los hogares, estos priorizan el pago de los créditos en la distribución de las finanzas domésticas debido al acceso limitado a otras alternativas financieras, así como el costo social, emocional, y económico de esas alternativas (posiblemente informales, o si están en la formalidad pero con mayores barreras financieras como tasas aún mayores).
- En el primer análisis global sobre mora y género realizado en el 2011, se estudiaron datos de 350 instituciones microfinancieras en 70 países y se encontró que aquellas entidades que centran su portafolio de servicios en mujeres tienen carteras más saludables, con mejores comportamientos de pago, y que, a nivel general, se comprueba que las mujeres representan menor riesgo crediticio. El estudio concluye indicando que las altas tasas de pago de parte de las mujeres no significan necesariamente que ellas se están empoderando como resultado del acceso a estas fuentes de financiación, o que haya una directa correlación entre el acceso a crédito y al incremento de niveles positivos de bienestar. Las microfinanzas pueden contribuir al empoderamiento de las mujeres, sí, pero también pueden conducir a la feminización de la deuda y al empobrecimiento como lo han señalado autoras como Mayoux en sus estudios del 2001. Una de las razones evidenciadas por esta misma autora, se asocia con el poco control que en algunos casos tienen las mujeres sobre los préstamos, dado que, en ocasiones, el dinero de estos termina siendo utilizado por los hombres para sus proyectos económicos y pagados por ellas. Para promover el impacto positivo de las microfinanzas en las mujeres es necesario acompañar la estrategias de acceso paritario al capital económico con educación financiera, mentorías, acompañamiento y acciones con perspectiva de género que fortalezcan las capacidades y habilidades de las mujeres para hacer uso del dinero.
- Un estudio publicado en el 2020 sobre microfinancieras en España, se preocupó por examinar la formas de discriminación implícita que entidades microfinancieras proyectan sobre las mujeres emprendedoras. Según los datos obtenidos, a pesar de tener mejores desempeños en pago de créditos, las mujeres obtienen otorgamientos más bajos (10% menores a los otorgados a hombres) y son menos propensas a pedir estos créditos en el primer año del emprendimiento.
Un llamado a repensar los sesgos de género
Así, a partir de las cifras y los análisis, dos puntos clave emergen en este panorama. El primero en relación con la evidencia recolectada en casi 30 años de estudios en distintas regiones del mundo sobre los comportamientos de pago que han detectado esta brecha de mora a favor de las mujeres de manera consistente. Tratándose de un indicador fundamental para garantizar la continuidad sostenible de las apuestas microfinancieras, es paradójico que las mujeres no perciban beneficios de estos buenos comportamientos después de 30 años de evidencia que apunta a indicar que este comportamiento de pago ocurre en paralelo a tasas de otorgamientos menores para mujeres incluso cuando comparten características socioeconómicas y demográficas similares a los hombres. Esto puede estar influenciado por sesgos implícitos y explícitos en modelos de otorgamiento, y de parte del personal de las microfinancieras en relación con el otorgamiento de créditos. Una posible solución, radicaría en aumentar la conciencia en las entidades del sector sobre la posible presencia de estos sesgos de género en el proceso de otorgamiento de crédito, así como proponer una agenda de reformulación de criterios y estándares explícitos y objetivos para evaluar la solvencia crediticia. En este sentido, se puede pensar que al revelar tal problema se pueden dar pasos firmes hacia la reducción de las brechas de desigualdad que afectan a las mujeres o incluso su eliminación.
Un segundo elemento, relacionado con los sesgos de género que pueden subyacer a estos comportamientos de pago, que podrían no devenir de conductas morales innatas sobre la deuda, sino que se conectan con elementos de la pobreza, la intimidación, y la falta de acceso a otros canales de acceso a crédito. El simple hecho de que las mujeres, en promedio, son más pobres que los hombres, debería alzar banderas rojas sobre los comportamientos de pago. Es por ello que es importante seguir considerando las mediciones contextualizadas y políticas microfinancieras con perspectiva de género, dado que, al guardar tanta correlación con los procesos de empoderamiento y autonomía económica de las mujeres, sus políticas tienen un efecto directo sobre esta población.
Excelente diagnóstico de las brechas y sesgos de género , que padecen las mujeres en el tema de inclusión financiera !!!
Necesitamos trabajar en la data para generar propuestas de valor diferenciales , que evidencie la cultura de pago de las mujeres y por esta vía generar una mayor inclusión
Felicitaciones Daniela
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